Afilado de cuchillos: cómo y cuándo hacerlo

Hay un momento —a veces imperceptible, otras muy claro— en el que un cuchillo deja de cortar y empieza a desgarrar. Lo notas en la cebolla que se resiste, en el tomate que se aplasta o en la carne que pide fuerza donde antes bastaba un leve gesto. Y ahí es cuando muchos creen que su cuchillo ha perdido la batalla. Pero no. Ahí es cuando empieza su segundo acto: el afilado.

Afilar un cuchillo no es solo devolverle el filo: es devolverle el respeto. Es tratarlo como lo que es: una extensión de tu mano en la cocina. Y aunque parezca complejo, no lo es tanto. Solo requiere entender bien cómo, cuándo y con qué hacerlo.

Lo que vas a descubrir (y lo que probablemente nadie te explicó bien)

Afilar no es pasar la hoja por un aparato de plástico o cruzarla contra una chaira sin rumbo. Es un proceso casi meditativo, técnico, que puede marcar una diferencia enorme en tu cocina. Este artículo no pretende convertirte en afilador profesional, pero sí en alguien que respeta sus herramientas y sabe cómo cuidarlas.

Vamos a explicarte con detalle cómo afilar cuchillos japoneses, europeos y domésticos, cómo saber si tu cuchillo necesita afilado o solo asentado, qué tipo de piedra o chaira utilizar, y cada cuánto tiempo deberías hacerlo en función de tu uso real. También hablaremos de errores comunes, del afilado en piedra japonesa (sí, ese que parece complicado y en realidad es un ritual gratificante), y te mostraremos herramientas que sí funcionan de verdad.

Todo lo que influye en el filo (y no solo hablamos del cuchillo)

No todos los cuchillos se afilan igual

Japoneses: filo extremo, alma delicada

Los cuchillos japoneses profesionales —como los Santoku, Kiritsuke o Gyuto— están hechos para cortar como si fueran bisturís. Pero a cambio, necesitan cuidados específicos. El acero suele ser más duro (VG-10, Aogami…) y eso significa que no aceptan bien el maltrato ni los afiladores agresivos. Aquí, la piedra japonesa es ley. Y el ángulo, sagrado.

Europeos: menos exigencia, más resistencia

Un cuchillo alemán típico no se queja tan fácil. Su acero es más blando y tolera más errores. Puedes afilarlo con piedra, chaira o incluso con un afilador manual (siempre que sea decente). ¿Resultado? No alcanza la precisión japonesa, pero sí aguanta más guerra.

Afilado no es asentado (aunque suene parecido)

  • Afilar: quitas material del filo para reconstruirlo. Esculpes.
  • Asentar: no quitas nada, solo realineas el filo. Peinas.

¿Traducción práctica? La chaira no afila. Solo devuelve al sitio lo que se ha torcido con el uso. Pero si el filo ya no existe… toca afilar.

Ángulos: el secreto que marca la diferencia

  • Japón: 10–16º por lado. Precisión absoluta.
  • Europa: 20–25º. Durabilidad.

Forzar un cuchillo japonés a un ángulo europeo es como obligar a bailar flamenco a un bailarín de ballet. No funciona.

Cómo afilar sin miedo (y con resultados visibles)

El ritual de la piedra japonesa (sí, tú puedes hacerlo)

Lo que necesitas:

  • Una piedra de doble grano (ideal: Kai 1000/4000)
  • Un paño húmedo o base antideslizante
  • Agua, calma y un poco de atención

El proceso:

  1. Remoja la piedra unos 10 minutos.
  2. Colócala estable y empieza por el grano grueso.
  3. Sujeta el cuchillo con un ángulo constante (usa guía si necesitas).
  4. Desliza con suavidad desde el talón hasta la punta. Siempre en la misma dirección.
  5. Cambia de lado. Mismos movimientos. Mismo respeto.
  6. Pasa al grano fino. Repite todo.
  7. Lava, seca y siente el cambio.

La chaira cerámica: aliada del día a día

Una buena chaira es como un buen cepillo: no corta, pero evita que se te enrede el filo. La chaira de cerámica blanca de 25 cm es una de esas herramientas humildes que marcan la diferencia. Pásala cada dos o tres usos y tu cuchillo durará afilado mucho más tiempo.

Lo que debes evitar si no quieres arruinar tu cuchillo (sí, hay errores clásicos)

  • Usar afiladores automáticos con cuchillos japoneses.
  • Cambiar el ángulo original del filo.
  • No remojar la piedra.
  • Aplicar fuerza bruta.
  • Afilarlos solo cuando “ya no cortan nada”.

El filo te avisa antes. Solo hay que aprender a escucharlo.

Consejos para que el filo dure más de lo que crees

Tablas que cuidan el filo

Madera buena o plásticos de calidad. El cristal, aunque bonito, mata el filo. Literalmente. 

Limpieza: simple, pero estricta

  • A mano, sin esponjas abrasivas.
  • Nunca al lavavajillas.
  • Seca siempre. En serio: siempre.

Dónde guardarlos

Un taco, una funda, un imán. Pero nunca, nunca, sueltos en un cajón. Ahí los filos mueren lentamente.

Cada cuánto afilar cuchillos (y cuándo no esperar más)

  • Profesional: cada 2 semanas.
  • Cocinero doméstico intensivo: cada 2–3 meses.
  • Uso ocasional: cada 6 meses.

Pero más que mirar el calendario, fíate de tu corte. Si dudas, afila.

Preguntas frecuentes con respuestas que sí ayudan

¿Puedo afilar cuchillos baratos?

Sí, pero no esperes milagros. El acero limita. Afilar alarga, pero no transforma.

¿Una chaira sustituye a la piedra?

No. Son hermanas, no gemelas. La chaira mantiene. La piedra reconstruye.

¿Vale la pena comprar una piedra japonesa?

Si tienes cuchillos buenos: sin duda. Si tienes intención de cuidarlos: también. No es un gasto. Es una inversión de tiempo, dinero y satisfacción.

¿Se puede afilar cuchillos con filo dentado?

En general, no en casa. Necesitan herramientas específicas. Llévalos a un profesional.

Cuando el cuchillo vuelve a ser cuchillo

Afilar no es una tarea. Es una forma de relación. Un cuchillo afilado no solo corta mejor: te invita a cocinar mejor. Te ahorra esfuerzo, mejora el resultado y te conecta con algo muy simple: el gusto por hacer las cosas bien.

Hazlo con la piedra adecuada, con una buena chaira, con respeto. Y si necesitas empezar, hazlo aquí: Ganiveteria Casalama.

Porque cuidar el filo… también es cuidar tu forma de estar en la cocina.

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